En contraposición con mi felicidad estaba el gesto compungido de aquel hijo de la arena mirando al cielo.
"¿Qué pasa?" Le pregunté
Sin dejar de mirar al firmamento con sus enormes ojos marrones me respondió
“Si llueve, todo se destruye, nuestras casas son de adobe, que al entrar en contacto con el agua se derrite”
Ahora tiemblo al imaginar mi casa convertida en un montón de tierra mojada. Tierra mojada en medio del infierno de la humillación de nacer y vivir en un campo de refugiados.
4 comentarios:
Me dejaste helado. Sin palabras.
Lo siento. :(
:( Dentro de poco espero volver a hablar contigo de todo ello.
me alegra haberte descubierto :)
volveré por aquí para seguir sumergiéndome en lo que me inspiran tus letras.
deberiamos de llamar a koria, quizas ella este alli.
cuando veo alguna foto, el corazon se da un vuelco, recordando esos segundos donde sentiamos la lluvia en nuestras caras.
un besote
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