Revelar (Del lat. revelāre).
Iba a hablar sobre la esperanza y acabé recordándome a mí
misma dentro aquel cuarto oscuro de odontología, con esa lucecita roja que
ilumina a los alumnos en prácticas mientras esperan ansiosos el resultado de
sus primeras radiografías. Estaba apoyada en el soporte del líquido mordiéndote
el cuello con la luz encendida. Habíamos ido a comer allí porque la cantina de
esa facultad tenía buena fama y descubrí una puertecita medio abierta en medio
de un pasillo.
Ahí supe que revelado y rebelado, para mí, están
intrínsecamente ligados.
Pero volvamos al presente. Yo quería hablar de la esperanza y
de las revelaciones existenciales. Hace un par de días estaba en el cine viendo
una película de esas que ponen con el volumen altísimo y entre disparo y
disparo algún héroe enmascarado dijo nosequé sobre “la espera”.
No suelo ser una persona paciente. No me gusta esperar nada
de los demás. Prefiero darlo todo de mí, moverme. Y de repente me doy cuenta de
algo sencillo: “esperar” y “esperanza” tienen la misma raíz. Vale. Es evidente.
Pero es que las revelaciones existenciales pueden haber existido siempre, darlas
por hecho, pero hasta que no entran en tu cabeza y conectan, tú no las das
importancia.
Entonces vuelvo a tener uno de esos flashbacks peliculeros
que sufro yo de manera semanal. Y estoy en un jeep en medio del desierto con
Comitato, un perro que apenas tiene dos mese,s sobre mis rodillas. El jeep se
para y suben éstos, con pan calentito. “Vamos a Esperanza Juvenil”.
¿Te sabes la historia de la caja de Pandora? Le digo. Y él
niega con la cabeza
Se la cuento mientras él no deja de mirar hacia adelante.
Mientras hablo los dos acariciamos a Comitato, que sigue sobre mis rodillas.
“…y por eso se dice
que la esperanza es lo último que se pierde”. Él sonríe sin mirarme. Para mí él
sabe sonreír de dos maneras: cuando lo hace mirándome a los ojos, y cuando lo
hace mirándome por dentro.
“Pandora es una víctima. ¡Ella no sabía lo que había dentro
de la caja! ¿No crees?”. Entonces jeep para delante de “Esperanza Juvenil”.
Pero
ahora estoy en el cine con aire acondicionado a tope porque afuera hace un
calor que ríete tú del desierto. Y pienso que esperar, eso que odio, que me
abruma, da origen a la esperanza. Y me da rabia, y me pongo triste y quiero gritar.
Tengo dentro un montón de contrarios.