Me palpita.
Tengo el corazón en la muñeca y el dolor por dentro.
Me concentro en un punto inerte para no atender al sufrimiento.
Mi memoria evoca a tu palpitación dentro de mi cuerpo.
Latir de placer.
Nuestro deleite.
Contracción.
Vuelvo en mí.
Ahí viene de nuevo el pesar.
Diferencia de ritmos.
Véndame.
domingo, 23 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
Sus entrañas
No sé si tiene, tuvo, o tendrá lo que le corresponda.
Bebés que nunca tuvo lloraban en su vientre, el mismo que en la vida sólo cobijó desesperanza.
Le apretaban las entrañas, como luchando por aguantar. Ya no estaba viva. Quizás dejó de vivir hace casi dos años y nadie se dio cuenta, y cerramos los ojos para no ver las evidencias del dolor, de las dolencias que queríamos que dejaran de ser nuestras. Contrajo tanto los ojos que le sangraron los párpados. No lloró, tampoco murió.
Supongo que es algo así como el limbo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)