sábado, 22 de mayo de 2010

Sus entrañas

El cerebro lo tenía ya marchito y descolorido. Las convulsiones eran a consecuencia de los fantasmas que venían a visitarla de un pasado sin línea temporal definida.

No sé si tiene, tuvo, o tendrá lo que le corresponda.

Bebés que nunca tuvo lloraban en su vientre, el mismo que en la vida sólo cobijó desesperanza.

Le apretaban las entrañas, como luchando por aguantar. Ya no estaba viva. Quizás dejó de vivir hace casi dos años y nadie se dio cuenta, y cerramos los ojos para no ver las evidencias del dolor, de las dolencias que queríamos que dejaran de ser nuestras. Contrajo tanto los ojos que le sangraron los párpados. No lloró, tampoco murió.

Supongo que es algo así como el limbo.

2 comentarios:

Nacho Urquijo dijo...

una buena idea. una historia muy de dentro

Ari Schreiber dijo...

dentro..siii..un saludo!