domingo, 28 de septiembre de 2008

Reinas


Dejaría a un lado el morado de mi bandera para inclinarme ante ustedes Reinas mías.

Aunque vuestra corona se sustituyó en algún momento por una de espino vuestra alma sigue intacta. No recordáis cuándo ni cómo os convertisteis en reinas de la droga, reinas maltratadas, reinas postradas sobre la barra de un bar perdido en una calle alejada de vuestra patria.

Vuestros reyes no se comportaron como tales. El traje azul con el que os conquistaron se tiñó de rojo a base de golpes tapados con polvos mágicos que os prestó algún hada decadente.

Y cuando disteis vuestro trono por perdido, llegaron vuestros infantes a reconquistarlo.
Quién os diría Reinas mías, que las pequeñas princesas y príncipes que criabais a duras penas sustituirían, aunque fuera sólo por unas horas, vuestras coronas sangrantes por tiaras de cristales impolutos. ¡Hasta llegasteis a saborear de nuevo el sabor de un viejo castillo durante aquelllos instantes!

Me inclino pues sin dudarlo…

1 comentario:

Jesús V.S. dijo...

Muy bonito. Me gustó más el final que el principio; y ese momento que hablas de una hada decadente...


Me gusta. Un beso.