miércoles, 22 de octubre de 2008

Se buscan Arquitectos

En la génesis de la humanidad los hombres se unieron para gestionar la mejor obra jamás imaginada. Su objetivo: construir una torre altísima, tan grande, que llegaría al cielo y tocaría a Dios.
Todos los humanos se pusieron manos a la obra, mientras que Dios miraba perplejo el proyecto de creación bajo sus pies. Observó, como un padre que observa a sus hijos, como gracias a la coordinación y a la unidad se alzaban los pilares más altos jamás vistos.

La torre ya estaba casi terminada. Las gentes de su alrededor eran felices porque su proyecto sería recordado para siempre, viendo que su gran obra estaba a punto de alcanzar la perfección.

Cuando Dios miró al suelo, por primera vez en la historia, (al menos así Él lo percibió) tuvo miedo. Temor a no saber hasta dónde podemos llegar todos unidos, adoptando conocimientos y propósitos que parecían ya no tener ningún límite una vez traspasadas las líneas del entendimiento mutuo. Entonces Dios, asumiendo características de los hombres que el mismo había creado, y actuando movido por la pesadilla del miedo obró cegado por su inconsciencia.

Envió entonces a los hombres una condena: Otorgó a todos ellos, que siempre fueron iguales, lenguas variadas para sembrar la discordia y el malentendimiento, porque si no se comprendían, no habría forma de llegar nunca al cielo y tocar con la punta de los dedos Dios.

Y así pasó. En pocos días los hombres, antes unidos, no se comprendían los unos a los otros. Poco a poco abandonaron la obra y las disputas fueron tan fuertes, que todos huyeron a tierras desconocidas abandonando Babilonia.

Lo único que se libró de esta desgracia fue la música, que no entiende de idiomas. Acompañó en su peregrinaje a todos los hombres, fusionándose perpetuamente con otras músicas, recreándose infinitamente, pero los humanos llegaron a olvidar también que la belleza de las notas radica en la universalidad de estas.

La torre, debido al descuido del paso del tiempo, quedó en ruinas y acabó por caer poco a poco, desapareciendo con ella una época, que ya casi no es época, si no que alcanza matices míticos de leyenda perdida.

Cuando observó el Todopoderoso las consecuencias de sus actos no volvió a mirar nunca más al suelo, por miedo al miedo, decidió permanecer al margen de la vida que él mismo creó. Dios por primera vez (al menos así quiso creerlo) lloró.


Pero los hombres no están condenados para siempre. Seguimos conservando el alma de arquitectos, sólo hay que escuchar sin atender a la forma del lenguaje y entenderemos así el idioma universal que nos une, para volver a edificar La torre de Babel, tocar el cielo con la punta de los dedos y gritar a Dios que seguimos luchando por llegar más lejos que él.

7 comentarios:

Lorena dijo...

Serly te idolatro tremendamente por este texto... increíble el último parrafo =) obnubilada me hallo!

Pensar que vivimos en una Babel de lenguas es algo que me fascina, porque me parece que así el mundo se enriquece enormemente. Lo que no acierto a comprender es porque nos empeñamos en buscar las diferencias, cuando podemos perfectamente encontrar un lenguaje universal (como tú has dicho) que nos permita aunarnos para cruzar los límites. Lo que aún no sé es si ese lenguaje universal se llama música, amor o quien sabe como, pero sin duda existe.

Un beso sirenita ^^

Laura Martín-Pérez González dijo...

Planteas cosas demasiado complicadas para la sociedad que padecemos.
Grandes pensadores para tiempos difíciles.
El ser humano devoluciona, pequeña.

Fascinada.
Sigue sorprendiéndome una vez más y otra más.

osculi.

S. Vigara dijo...

Se nota, se siente filología está presente!

=)

Gracias chicas,no sólo por vuestros comentarios, si no por dedicar vuestro tiempo a estudiar algo tan maravilloso como son las letras. Os considero entonces, arquitectas para la nueva Babel.

Jesús V.S. dijo...

Me dejaste sin habla, sin palabras. Me ha parecido sublime, y como dice Lore, sobre todo el último parrafo.

¡Enhorabuena por este texto! Un beso.

:)

Beatriz Cuesta Pérez dijo...

cuando iba leyendo el texto me recordo a la clase de religion, el que nos cuenta tantas burradas. hoy hablamos de este tema.
y a la conclusion que el a llegado a decir no tiene nada que ver con la que tu acabas de contar. asique voy a cambiar esa clase de una hora y media para una conclision que no merece la pena por este texto que me gusto mil veces máa.



un besote pequeña

MoT dijo...

jolin... me impresionaste.. pero vaya, a estas horas del día que te lo diga yo no te llevará al asombro.
lo leí como un cuento, sonó a una leyenda de una leyenda.

en serio, perfecto.

un besito

....GooNie.... dijo...

pues yo creo que las distintas lenguas son un regalo, no un castigo.
y el texto está "fetén", que es de otra lengua y no sé escribirlo xDD